INFLAMMAGING

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Dra. Fátima Agüero

Dra. Fátima Agüero

Médica Dermatóloga. Prof. Asistente - Catedra de Dermatología - Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Asunción. Becaria de Perfeccionamiento en Dermatología estética y laser, Hospital Italiano de Buenos Aires - Argentina. Directora Médica de Dermalaser Paraguay. Past President Sociedad Paraguaya de Restauración Capilar. Presidenta de la Sociedad Paraguaya de Dermatología. Secretaria de Comunicación. RADLA 2021. Miembro de la Academia Americana de Dermatología, del Colegio Ibero latinoamericano de Dermatología, entre otras Sociedades Científicas de prestigio.

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Inflamación silenciosa: la dieta influye en el envejecimiento y otras afecciones de la piel. 
 
En dermatología, cada vez hay más consenso sobre el impacto de la inflamación crónica de bajo grado, también conocida como inflamación silenciosa o inflammaging, en la salud y el envejecimiento de la piel. Esta forma de inflamación no produce síntomas evidentes como fiebre o dolor, pero genera cambios metabólicos sostenidos que, con el tiempo, afectan la calidad, apariencia y función de la piel y todo nuestro organismo.
A diferencia de una inflamación aguda (que es útil y temporal), esta forma persistente puede acelerar el envejecimiento cutáneo y desempeñar un rol importante en la aparición o exacerbación de enfermedades comunes como el acné inflamatorio, la rosácea, el melasma, algunas dermatitis, ciertas alopecias y la pérdida progresiva de firmeza y luminosidad.
¿Qué causa esta inflamación?
Factores como la mala alimentación, el estrés crónico, la disbiosis intestinal (alteración del microbioma), el sedentarismo y la falta de sueño pueden activar de manera continua ciertos mecanismos inmunológicos.
Esto provoca un aumento de sustancias inflamatorias que circulan por el organismo y afectan directamente a la piel, alterando su equilibrio, su capacidad de reparación y su barrera protectora.
Bases fisiopatológicas: inflamación metabólica y piel
La inflamación silenciosa se origina en parte por el consumo sostenido de alimentos con alto índice glucémico, grasas trans, desequilibrios omega6/omega3, exceso de AGEs (advanced glycation end-products) y disbiosis intestinal. Estos factores inducen una respuesta inmunitaria sistémica que termina afectando la arquitectura cutánea (dérmica y epidérmica, así como el microambiente folicular y vascular).
¿Cómo se manifiesta en la piel?
* Envejecimiento cutáneo: La inflamación crónica acelera la degradación de colágeno y elastina, favoreciendo la flacidez, arrugas finas y pérdida de luminosidad, de ahí el término inflammaging.
* Acné inflamatorio: Se relaciona con dietas de alto índice glucémico, que activan a las células productoras de sebo, producen inflamación local y taponamiento folicular ( piel grasa, poros dilatados, comedones). Además, los lípidos oxidados presentes en alimentos ultraprocesados inducen respuestas proinflamatorias locales.
* Rosácea: La inflamación sostenida y el aumento del estrés oxidativo sensibiliza los vasos sanguíneos y activa respuestas inmunológicas exageradas exacerbando el enrojecimiento y la reactividad vascular. La disbiosis intestinal, frecuente en rosácea, también contribuye al fenómeno.
* Melasma: Factores inflamatorios como el estrés oxidativo y ciertas citoquinas estimulan a los melanocitos y las demás células implicadas en esta afección, favoreciendo la pigmentación dérmica, y la falta de respuesta al tratamiento o las recidivas. Se ha demostrado que estos estímulos inflamatorios se mantienen incluso en ausencia de exposición UV.
* Dermatitis ( por ejemplo dermatitis seborreica o atópica): La inflamación de bajo grado se traduce en alteración de la función barrera, facilitando la penetración de irritantes y antígenos ambientales, lo que perpetúa el círculo inflamatorio.
* Alopecias (por ejemplo: efluvio telógeno crónico, alopecia frontal fibrosante): pueden verse agravadas por inflamación sistémica y estrés oxidativo crónico. La inflamación subclínica puede generar disfunción microvascular y otras alteraciones, exacerbando procesos de miniaturización o pérdida capilar.
Antioxidantes clave y su rol en la protección cutánea
Para contrarrestar estos efectos, ciertos nutrientes actúan como antioxidantes o moduladores del proceso inflamatorio. No se trata solo de “comer sano”, sino de elegir compuestos con acción biológica demostrada:
- Vitamina C: Estimula la síntesis de colágeno, neutraliza radicales libres. La encontramos en frutas cítricas, kiwi, pimiento rojo, tomate, frutos rojos
- Vitamina E: Protege lípidos de membrana, sinergiza con vitamina C. Presente en aceites vegetales, almendras.
- Polifenoles (resveratrol, catequinas, curcumina): regulas vías inflamatorias. Son buena fuente: uvas, té verde, cúrcuma
- Omega 3: regula a varias moléculas inflamatorias. Lo encontramos en pescados azules, chia, semilla de lino, palta.
- Zinc, Selenio: Cofactores antioxidantes, modulan inmunidad. Presentes en mariscos, pescados, nuez de brasil.
- Coenzima Q10 y acido lipoico: Protegen mitocondrias y previenen el estrés oxidativo celular. Se encuentran en espinacas, brocoli.
- N-acetilcisteína (NAC): Estimula el glutatión, antioxidante maestro. Se lo suele suplementar.
Somos lo que comemos? Para mantener una piel saludable, recomendamos una dieta basada en:
* Alto consumo de frutas y vegetales frescos (ricos en antioxidantes naturales)
* Incluir grasas saludables (omega3 y vitamina E)
* Evitar alimentos ultraprocesados, frituras y azúcares refinados
* Promover una microbiota intestinal saludable (fibra, prebióticos, probióticos)
* Mantener una hidratación adecuada
* Consultar sobre la posibilidad de suplementación antioxidante cuando esté indicado
 
Conclusión: lo que vale la pena recordar
* La piel no es un órgano aislado: refleja lo que ocurre en el interior del cuerpo.
* La inflamación silenciosa contribuye a acelerar el envejecimiento y potenciar afecciones inflamatorias como acné, melasma, rosacea, sensibiliza y debilita la piel, incluso sin que lo notemos a corto plazo.
* No se trata de modas ni de dietas extremas, sino de entender que ciertos hábitos alimentarios pueden encender o apagar procesos que afectan directamente la salud cutánea.
* Incorporar antioxidantes específicos, cuidar la microbiota intestinal y reducir el consumo de ultraprocesados no solo mejora parámetros médicos, sino que también se traduce en una piel más sana, resistente y luminosa.
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Bibliografía
1. Passeron T, et al. Melasma: a photoaging disorder. Pigment Cell Melanoma Res. 2020;33(5):684–693.
2. Zouboulis CC, et al. mTORC1 signaling and acne pathogenesis. J Invest Dermatol. 2015;135(1):1–4
3. Kim J, et al. The role of gut microbiota in skin inflammation. J Clin Med. 2020;9(3):678.
4. Calder PC. Nutrition, immunity and inflammation. Br J Nutr. 2021;126(S2):S3–S14.