Y así es, si bien la mayoría de las personas asocian al acné con los cambios hormonales propios de la adolescencia, existe una entidad propia llamada “acné del adulto”, y se llama así al acné que persiste o aparece luego de los 25 años de edad.
Si bien este tipo de acné comparte ciertas características con el acné del adolescente, presenta otras que lo diferencian: es más frecuente en mujeres ( aunque no exclusivo) por lo general más leve y en ellas lo solemos ver relacionado con los ciclos menstruales, con el sobreuso de cosméticos como maquillajes, peelings o mascarillas, otros múltiples factores agravantes como la exposición solar, el estrés, la obesidad, la dieta, el tabaco, las medicaciones, las alteraciones del sueño, los cambios en el contenido del sebo, el lavado en exceso de la cara o el uso excesivo de cremas.
Tiene 2 tipos de presentaciones diferentes:
- Aquel con predominio de comedones (puntos negros), pápulas (granos) y aumento de la seborrea. Este suele responder bien a una rutina diaria con medicamentos y cosméticos específicos para pieles con acné y ciertos cambios en los hábitos diarios.
- Aquel con predominio inflamatorio, con pápulas y pústulas (granos con pus), o incluso quistes o nódulos profundos localizados preferentemente en la zona del maxilar y mentón, los que en las personas de piel morena tienden a curar dejando manchas oscuras en la zona afectada. Este tipo de acné en mujeres obliga a descartar alteraciones hormonales ( exceso de hormonas masculinas, ingesta de DHEA, pellets de testosterona, síndrome de ovario poliquístico) y aunque en la gran mayoría de los casos NO encontramos alteraciones en el laboratorio, responden positivamente a la ingesta de ciertos tipos de anticonceptivos orales o de antiandrógenos ( fármacos que disminuyen los niveles de hormonas masculinas).
En cuanto al tratamiento, se pueden obtener muy buenos resultados en la gran mayoría de los pacientes con ciertos cambios de hábito ( protección solar con filtros y texturas adecuadas, evitar el tabaquismo y el uso de cosméticos con aceites y otros ingredientes que pueden obstruir los poros) y alimenticios ( disminuir ingesta de lácteos, harinas y alimentos de alta carga glicémica), una correcta higiene (no excesiva, evitar exfoliaciones diarias o limpiadores agresivos), la combinación de productos de uso diario con efecto anti acné ( los que ya mencionamos en un post anterior) y tratamientos como limpiezas de cutis, Hydrafacial , peelings químicos con ácido salicílico, glicólico u otros o sesiones de Luz Pulsada Intensa que además mejoran bastante las manchitas que van quedando como secuelas.
En algunos casos severos o en los que no responden a estos tratamientos estaría indicado el tratamiento vía oral con antiandrógenos o anticonceptivos en mujeres o Isotretinoina bajo estricto control médico dermatológico.
Recuerden siempre que un buen diagnóstico nos asegura el mejor de los resultados en el tratamiento, así que ante esta afección, no duden en consultar con su dermatólogo.